Segunda sesión:
En la segunda clase de la asignatura se nos pidió leer en voz alta una carta de desamor escrita mano, y aunque pueda parecer sencillo, no lo es tanto ya que la diferencia entre esto y una exposición o lectura normal es que en esta carta habíamos expresado nuestros sentimientos y emociones y habíamos contado experiencias personales reales, en el caso de la mayoría de los compañeros.
El ejercicio, planteado con la intención de ponernos en una situación de tensión, sirvió para hacernos conscientes de cuánto comunica el cuerpo cuando hablamos. Cosas como la voz temblorosa, los movimientos nerviosos, las pausas involuntarias, etc..., pueden expresar igual o más que las palabras en según que ocasiones. Me parece fundamental darnos cuenta de todo esto, y tener consciencia real de lo importante que es el lenguaje no verbal al exponer algo.
Además, no estábamos presentando una idea ajena o un trabajo ordinario de la asignatura, sino algo que nos incumbía directamente, lo que hizo que la tensión y nerviosismo fuese en aumento. Esta situación nos hizo reflexionar sobre lo difícil que puede ser, también para nuestro futuro alumnado, enfrentarse a ciertas tareas comunicativas desde la emoción.
En definitiva, esta sesión no solo nos ayudó a pensar en cómo enseñamos lengua, sino también en cómo enseñamos a expresarse. Porque hablar en público no es solo saber qué decir, sino también cómo decirlo, y cómo gesticular para contar según que cuestiones.
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