Cuarta sesión:
En esta sesión reflexionamos sobre cómo se está evaluando la asignatura de Lengua Castellana y Literatura, y lo desconectada que a veces está esa evaluación de las necesidades reales del alumnado. Se suele dar más importancia a lo escrito que a lo oral, cuando en el día a día usamos muchísimo más la lengua hablada. Esto provoca que muchos estudiantes pierdan la motivación, porque no ven la utilidad de lo que aprenden.
Durante mis prácticas en 2º de Bachillerato, por ejemplo, vi cómo muchos alumnos no sabían analizar un texto periodístico. Esto es preocupante, sobre todo teniendo en cuenta que la EBAU marca completamente el ritmo y enfoque del curso. Considero que, sobre todo durante este curso en concreto, se enseña más para el examen que para la vida, y eso limita mucho.
También hablamos de las necesidades objetivas del alumnado, que ya no afectan solo a estudiantes extranjeros. Cada vez más alumnos hispanohablantes tienen dificultades reales con la lengua, y esto está muy relacionado con sus condiciones sociales, culturales y educativas. A esto se suman las necesidades más subjetivas, como la motivación, actitud, estilo de aprendizaje, etc., que muchas veces se dejan de lado, aunque la realidad es que tienen un impacto enorme.
Surgió un debate muy interesante sobre si tiene más valor un alumno que se comunica bien en inglés, aunque suspenda gramática, o uno que saca un 10 pero no sabe hablar. Lo mismo se puede aplicar a nuestra asignatura: ¿qué sentido tiene aprender contenidos que no se saben aplicar ni utilizar?
Además, la motivación también depende de cómo enseñamos. Si el alumnado ve que lo que aprende le sirve para su vida, se implicará más. Por eso, deberíamos apostar por una evaluación que tenga en cuenta tanto lo académico como lo personal, y que conecte con sus intereses reales.
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